Historia del cine
Decadencia del cine mexicano
A finales de los años 50, el cine mexicano se había convertido en algo rutinario, cansado, vulgar, carente de inventiva, imaginación y de un solo tono.
El mundo cambiaba, al igual que el cine que se hacía en la distintas partes de este. Se logra la eliminación de la censura en los Estados Unidos, lo que permitía mayor audacia y realismo en las obras.
Ficheras
Fue un género cinematográfico del cine mexicano, que floreció en las décadas de 1970 y 1980. Se nutría de la comedia etótica italiana y del viejo cine de rumberas, también propio del cine de México. Esta industria, caracterizada por producir películas de bajo costo, en muy poco tiempo y con nula calidad, prosperó y se enriqueció a lo largo de la década de los 80´s.
Principales ficheras mexicanas.
Fue un género cinematográfico del cine mexicano, que floreció en las décadas de 1970 y 1980. Se nutría de la comedia etótica italiana y del viejo cine de rumberas, también propio del cine de México. Esta industria, caracterizada por producir películas de bajo costo, en muy poco tiempo y con nula calidad, prosperó y se enriqueció a lo largo de la década de los 80´s.
- Sasha Montenegro
- Gina Montes
- Gloriella
- Grace Renat
- Rebeca Silva
- Merle Uribe
Luchadores
Las
primeras veladas de lucha libre tuvieron lugar a principios de los años 30
gracias a un promotor mexicano llamado Salvador Lutteroth que importó una serie
de luchadores de wrestling, (que es así como se le denomina en USA) a través de
su Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL). A partir de entonces la afición se
fue propagando en espectáculos de carpas ambulantes, cines y actos políticos,
gimnasios, polideportivos y canchas de boxeo.
Los
años 50 y 60 son la época dorada de la lucha libre mexicana con miles de
aficionados abarrotando las salas de las principales ciudades del país (México
DF, Monterrey, Puebla etc), siguiendo las primitivas retransmisiones de
Televicentro, apostando máscara contra cabellera en peleas callejeras,
comprando los tebeos o fotonovelas de luchadores, y asistiendo en masa a las
películas de luchadores en los cines de barrio de todos los rincones del país.
La máscara es fundamental para entender la idiosincrasia del pueblo mexicano porque permite la identificación del héroe y el villano de la función, que se corresponden en el cuadrilátero con el bando de los técnicos por un lado y los rudos por otro.
También supone una abstracción, a la vez que simplificación, que propicia y predispone a la percepción de lo mítico-fantástico y permite de forma sencilla y eficaz idealizar los personajes que se exhiben en el pancracio, representación figurada y estilizada, mediante elementos teatrales, del juego de la vida.
En todo caso el anonimato es un elemento clave en la mística o liturgia de la lucha, ya que permite otorgar a la máscara, independientemente de quien la porte, una historia (o leyenda) y unos valores asociados a la misma. En un plano más prosaico, además de práctico, también sirve para utilizar en cine a un verdadero luchador en lugar del galán que suele encargarse de la interpretación cuando éste no lleva la máscara puesta.
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